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Observando objetos de cielo profundo desde el jardín

diciembre 4, 2023

Hay dos maneras de observar objetos sofisticados denominados del cielo profundo, y que se denominan así por ser objetos que no corresponden al sistema solar, como planetas, cometas, Luna y Sol. Una manera es por observación directa, donde la limitación es el brillo del objeto que uno trata de observar. El mejor equipo para tal cosa es un binocular, uno liviano de 10×42 ya es bastante agradable, tiene un campo amplio, o sea uno puede ver objetos relativamente grandes en un único campo visual, como las dos galaxias compañeras a la nuestra (Vía Láctea) que son las Nubes de Magallanes. Luego es posible usar binoculares más grandes, unos 10×50, pero ahora lo relevante es el peso, uno se cansa rápido de sostenerlos, y lo mejor es tener un aparato que permite colocarlos en un trípode fotográfico común.
Luego, si lo visual es lo que motiva, es posible pasar a binoculares grandes, como unos 20×80, pero en estos casos el uso del trípode es casi una necesidad.

Si uno desea ir más allá, siempre dentro de la observación visual, se tienen los telescopios simples.
Un ejemplo es la observación, desde diciembre a marzo, de las tres marías, en la constelacion de Orión. Se adjuntan tres imágenes; una con líneas, indicando las estrellas principales, y las otras muestran lo que se vería por un binocular.

En la primera imagen se muestran las tres marías, estrellas equiespaciadas, en línea, y la forma de un volantín, donde al centro de la cola del volantín se observa la Nebulosa de Orión. En la imagen del medio se muestra cómo se ve esa zona usando un binocular pequeño, y la última, muestra lo que se ve con un binocular un poco mayor. La nebulosidad es muy notoria, y abarca una zona más o menos amplia.

Esta nebulosa, cuando se observa de manera fotográfica, por un telescopio bastante pequeño, en este caso un refractor de 50mm, es posible obtener una imagen como la siguiente:

Los colores en los objetos de espacio profundo son un tanto falsos, en el sentido que, durante el procesado de la imagen, se le da el color que uno quiera resaltar, por lo tanto esta es una imagen que está procesada. En este caso en un programa de edición de imagenes (usamos GIMP, que es gratuito). La técnica para hacer esto se discute por separado en otro artículo, pero eso es lo que se puede obtener usando un pequeño refractor, una cámara digital y un sistema de guiado, que compense la rotación de la tierra, para así tomar las fotos y después sumarlas (apilado). Una vez sumadas se pasa a la etapa posterior de proceso, donde se puede variar la intensidad de los colores, o mantener un histograma equilibrado entre los tres colores primarios. En este caso la foto se generó sumando 180 fotos de 10 segundos de tiempo de exposición cada una.

Los elementos explicativos tanto del detalle de la toma de una imagen como su contenido, en los aspectos de su contenido como en los de astronomía, se entregan en artículos separados en otras secciones de este sitio.

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